El 1 de octubre se celebra el Día Internacional de las Personas de Edad, promulgado en 1990 por la Organización de las Naciones Unidas con el fin de promover el respeto, el valor y la atención hacia los adultos mayores en todos los países del mundo. También es una oportunidad para reconocer la contribución de las personas mayores a la sociedad y para concientizar los problemas y los retos que plantea el envejecimiento en el mundo actual, alentando a los gobiernos a incluir en sus programas medidas para proteger y apoyar a los adultos mayores.
Los ancianos enfrentan a diario discriminación por razones de edad. Se les excluye del mercado de trabajo, se restringen los servicios sociales a los que pueden acceder, se les presenta en los medios de comunicación mediante estereotipos, y en ocasiones enfrentan el abandono y el maltrato en su comunidad. Estas actitudes generalizadas pero inadvertidas, crean entornos que limitan el potencial de las personas de edad avanzada, provocando su marginación social y afectando su salud y bienestar.
En nuestro mundo que envejece rápidamente, las personas mayores deberían de desempeñar un papel cada vez más importante, a través del trabajo voluntario, transmitiendo su experiencia y conocimientos, cuidando a sus familias y con una creciente participación en la fuerza laboral remunerada. Tales contribuciones al desarrollo sólo pueden ser aseguradas si las personas mayores disfrutan de adecuados niveles de salud, para lo cual deben adoptarse políticas apropiadas que promuevan una sociedad para todas las edades.
El tema para conmemorar este año 2017 hace referencia a la necesidad de posibilitar y aumentar la contribución de las personas mayores en sus familias, comunidades y sociedades, aprovechando su talento a través de vías efectivas que garanticen su participación, teniendo en cuenta sus derechos y preferencias.